Fundadores de la Congregación


La Congregación de los Hermanos de la Inmaculada Concepción fue fundada a mediados del siglo XIX por el Hermano Bernardo Hoecken y el sacerdote Ludovico Rutten en Holanda.

El Hermano Bernardo nació en 1810 al sur de Holanda y fue bautizado como Jaime. Cumplió sus estudios con esfuerzo y dedicación y su familia se encargó de complementar estos aprendizajes en el hogar junto a sus hermanos.


 Aunque durante su juventud tuvo una relación amorosa con una niña de su barrio, nunca llegaron al compromiso. La joven decidió ingresar al Convento de las Hermanas Clarisas, mientras desde la vida laica, Jaime trabajaba en sus horas libres en la parroquia.

Conversaba a menudo con su cura párroco, el Padre Juan, quien posteriormente sería nombrado Obispo de la diócesis y pieza clave para que Jaime descubriera su verdadera vocación.

A cientos de kilómetros, y un año antes del nacimiento de Jaime, nació en Maastrich Ludovico Rutten, quien recibió de su familia una educación profundamente cristiana, que lo llevó a ingresar al Seminario, donde estudió con entusiasmo, tratando de aprobar dos años en uno. Luego de ser ordenado en 1837 nació en él la inquietud sobre la suerte de los niños pobres en su ciudad natal.

El sacerdote Juan Zwisen, recientemente nombrado Obispo de su diócesis, ofreció al Padre Rutten la ayuda de Jaime para que juntos trabajaran en dar abrigo y educación a los niños de Maastrich.

Años más tarde, Jaime se transformó en el Hermano Bernardo, primer superior de la Congregación de Hermanos de la Inmaculada Concepción y líder de la expansión de la orden por Europa.


 Aquejado por un grave problema de salud, el Padre Luis Rutten se retiró de la vida de la Congregación en 1870 y murió 20 años después. El Hermano Bernardo falleció en 1880.

Su llegada a Chile

En 1953 seis hermanos de la Congregación llegaron a la ciudad de Talca para evangelizar y educar a los niños y jóvenes de la zona.


 Los religiosos se enamoraron del paisaje chileno y se hicieron cargo de una escuela básica ubicada al Oriente de Talca, entonces en la periferia de la ciudad. En la década de los 50 la pobreza y la falta de escolaridad era muy alta en nuestro país, sobre todo en sectores rurales como Talca.

Los hermanos se impresionaron por las bajísimas vocaciones religiosas, la escasa formación de profesores y las pocas oportunidades de progreso que tenían los niños por la falta de hábitos y el adverso ambiente existente para su desarrollo.


 Por esta razón los hermanos decidieron centrarse en mejorar la educación básica y técnico profesional. Su labor comenzó a extenderse y decidieron realizar obras de desarrollo comunitario y de apoyo a las familias con que trabajaban.